La victoria es el pulso de la vida. Destello de luz en una noche inmensa. Latido fuerte que nos atenaza un instante, y que luego nos abandona. Pajarito caprichoso, que se posa en nuestra ventana, y rápido levanta el vuelo. La casualidad, que circunstancialmente nos coloca encima y nos hace poderosos. Y, mientras estamos arriba, la suerte no importa: la victoria nos es merecida, nos pertenece, la llevamos en nuestra sangre. Hemos nacido triunfantes en el orden natural.
Pero la victoria puede producir una profunda melancolía. La noria nos levanta velozmente por encima de la ciudad y, en el mismo gesto, nos devuelve al suelo. Todo ascenso tiene una complicación necesaria: el aterrizaje. Apenas alcanzamos la cumbre de la montaña, miramos extasiados los valles circundantes, su vida diminuta, la inmensidad del espacio penetrada por el sol del crepúsculo. Se hace tarde, y nos espera el camino de vuelta. Sentimos el vacío, el silencio cavernario del otoño, de la noche, de los cementerios, justo antes de comenzar el descenso.
Imagen: Victoria de Samotracia. Escultura helenística de la escuela rodia.
1 de decembro de 2007
La victoria
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4 comentarios:
No sabía que Nike tomaba su nombre de la Victoria de Samotracia (Nike tes Samothrakes).
Sí, Niké es victoria en griego. La wikipedia pone que Nike tomó el nombre de la Niké de Samotracia, pero supongo que se inspira en todas las Nikés. Normalmente eran mujeres aladas, ya que la victoria, al ser efímera, tiene alas, así como viene se va. Pero hay una, la Niké Aptera, a la que los atenienses le cortaron las alas, para que simbólicamente se quedase con ellos para siempre (a-ptera significa sin-alas). Su templo está junto al Partenón. Besos!
Toda victoria conlleva un precio a pagar. Un precio que no se conoce hasta que la coronas, y del que sospechas te arrepentirás de pagar. Las victoria suele acompañarse de la soledad, la soledad del guerrero. Una soledad nunca recompensada, porque nadie podrá entender jamás los motivos que han llevado al guerrero a la lucha. Para el combatiente es un encuentro con su destino, es enfrentarse a la vida. Ver su cara. Cómo disfruta burlándose de nosotros. El guerrero desea desafiarla, pues sabe que cuando baje a los infiernos tan sólo le quedará el orgullo de no haberse vuelto atrás. Soledad, orgullo y victoria; tres pulsiones que retuercen las almas combativas hasta destruilas, aniquilarlas.
Cuando vi la Victoria en vivo en el Louvre, me sobrecogí totalmente.
Interesante texto, por cierto... :)
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