Na beira do Lete

... alampan os recordos todos, como brasas atizadas polo vento da morte.

31 de decembro de 2007

Debilidad

Pensar en la noche que se avecina me provoca un cansancio terrible, con perdón de una fiesta tan respetable. La última noche que salí sólo quería dejarme caer, dormir, desprenderme de todo pensamiento y de todo latido. La sensación no era estrictamente de sueño; era de agotamiento, de extinción anímica. Pero la sensación era bien parecida: cada vez que tomaba conciencia de lo que quedaba por andar, del tiempo que me restaba de pie, me entraban mareos. Y me dejaba caer un poco, como en una conferencia aburrida, para rescatarme en el último instante, justo antes de desplomarme en público.

Aquella noche, yo caminaba por la calle, arrastrando con ruido la respiración en el silencio y la niebla. En la mitad de una larga curva, sobre un muro, vi un altar de flores y velas bien conocido en la ciudad, en memoria de un chica atropellada en la acera. Hay quien dice que es excesivo mostrar luto durante tantos años, que es exagerado en aquella forma y en aquel lugar, y que el santuar
io sólo sobrevive gracias a la permisividad de las monjas propietarias del muro. Son los mismos que tal vez no entiendan un post depresivo. A mí, por el contrario, las muestras de dolor me producen un profundísimo respeto. Quizá porque a menudo trato de imaginar cómo encajaría yo las desgracias ajenas, y no paso la prueba.

Aquélla fue una noche de típicas ocurrencias depresivas, aunque impropias de mí. Al pasar junto al altar, noté la cercanía de los coches que me sobrepasaban tomando la curva a gran velocidad, sacudiendo el aire a mi alrededor, bufándome en la nuca. Y me pareció ser un jugador más de la ruleta rusa. Y que nuestra muerte seguramente será parecida a la que aludía el altar, una muerte imprevista, emboscada. Pensé que, en aquel estrecho desfiladero, un pequeño detalle podía cambiarlo todo. O no cambiar nada. Pues quizá un error de trayectoria vendría tan sólo a acelerar un hecho indefectible, un hecho que podría haber sucedido ya hace años sin suponer grandes pérdidas.

Al salir de aquel paso sombrío, tuve una clandestina sensación de supervivencia, de haberle robado una prórroga al mundo. Mis pasos siguieron repicand
o en el silencio, accidentales, intrascendentes, mientras contemplaba, como un regalo, las torres de la catedral flotando en la distancia sobre la niebla.

Imagen: Caspar David Friedrich, Paisaje invernal (1811)

8 comentarios:

Anónimo dixo...

Es curioso; a mí el sábado noche también me acompañó el hastío. Y unos días antes de acabar el año, coincido contigo en la sensación de haberle robado una prórroga a la vida. Quizás no estaba previsto que yo doblase la esquina del 2007. A veces el hacerlo me cabrea soberanamente. Esto no es derrotismo, es simplemente hartazgo. Ante la expectativa del nuevo año tan sólo una postura, cautela. Y un deseo, descanso. (a ver si la próxima sesión nos sienta un poco mejor. Un abrazo)

Agurdión dixo...

A veces, ir con pocas expectativas de principio mejora el balance final. Cautela, sí, es la mejor opción. A ver qué pasa con 2008. Un besín, te deseo una feliz entrada de año.

Madame X dixo...

En la efímera existencia del otro, tomamos conciencia de la propia.

Las manidas celebraciones de año nuevo no dejan de ser un acto colectivo de supervivencia. Seguimos en el camino, tal vez mal, pero seguimos. Al fin y al cabo, es la única opción para conseguir algo mejor.

La cautela está bien cuando cumples 80 años, como poco.

Del 2008 espero poder recorrerlo junto a la gente que quiero y aprecio. Os deseo exactamente lo mismo.

[Me encanta cómo escribes, aunque creo que ya te lo he dicho.]

... X

Agurdión dixo...

Hoy, la resaca de todo lo dicho ayer. Lo has dicho perfectamente: "seguimos en el camino, tal vez mal, pero seguimos. Al fin y al cabo, es la única opción para conseguir algo mejor". Tiene algo de agridulce el eslógan: vivimos, por una parte porque hay esperanza, por la otra porque no hay más remedio.
Gracias por el elogio... me has subido la moral! De todas formas, aún tengo que mejorar. Si lees algo más por ahí verás que parezco una peonza, que tengo algo de disco rallado... Un saludo!

Madame X dixo...

Si no tuvieras que mejorar serías un monstruo, querido.

lukas dixo...

Yo estoy pensando en algo que anoche, al poner la odiada TV, vi y escuché:

"En la montaña está la salvación", que esa chica había subrayado en su Biblia antes de tirarse al monte para morir, o salvarse, tal vez para ella era ya lo mismo. Me gustaría saber más sobre ese hecho, sobre la voluntad de escaparse.

Para la mayoría, para el común de los vivientes, una juerga de fin de año es lo normal, buscan en las copas y sexo de esquina el escape ideal, para no pensar que son supervivientes.

Esa chica ya está más allá del bien y del mal.

Deseo que este año sea un año tranquilo, no pido mucho más.

Agurdión, tal vez encuentres blogs mejor escritos, pero el tuyo suena sincero, no pedante y falso o pretencioso como tantos. POr no hablar de los frikis...

Anónimo dixo...

Celebro o fin de ano para comezar cunha monumental resaca, e así materializar que efectivamente, existo, e sigo aquí. Podería ser unha explicación, xa que, polo demais, sigo sendo o mesmo que era hai unha ou dúas semana, alguén sen metas nin pretensións, e tremendamente agradecida á casualidade por permitirme seguir respirando.

:)

Agurdión dixo...

Noelinha: lembreime na cea de todo este asunto da supervivencia. De feito, foi eso o que celebramos. Apariencia ou realidade, as cousas pareceron intactas. Penso que o que falamos tamén ía por aí: reanimar, con artes de bruxería, unha época que xa non existe. Foron bos tempos aqueles, si. Pero bueno, seguimos aquí. Un bico forte.

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