El color de la sangre anuncia las noches más calurosas del año. Sin embargo, en general, se encuentra de forma sutil en todo, ya que es imprescindible para la vida. Los demás colores necesitan mezclarse con cierta cantidad de rojo para acabar de conformarse, es decir, para formar parte de la vida. Su influjo es benéfico y mortal a partes iguales: es el color de la fuerza y de la plenitud físicas cretinizadas por el bucle del deseo; el color del toro que se entrega furioso a sus asesinos impulsado en el fondo por la terca ambición de sobrevivir.
El rojo es el color del cielo sobre las trincheras de Verdún, cuando está atravesado por un caldo de vapores sulfúricos, y aún sirve como escapatoria para la vista. Se presenta en dos fases: primero provoca un estado de vigor y de alerta extrema, y después un vertiginoso espasmo de impotencia. El proceso, que parte de la experiencia material, desencadena una singular actividad imaginativa, no apacible sino violenta: un viento racheado y furioso que arranca las losas de los tejados. La acústica del rojo corresponde a la de mil tambores que redoblan en compás binario, un-dos, un-dos, marchando en columna.
El rojo es el color de la ansiedad y del traqueteo cardíaco; el color de lo que se avecina, el color del mundo extramuros.
Imagen: Agurdión
21 de xullo de 2009
Color #4: rojo sangre
6 de xullo de 2009
El verano
El Prado Viejo: es una parcela trapezoidal de 0,45 hectáreas conformada por un recinto principal de pastizal, que tiene una inclinación media hacia el norte de un 8,8%; y por otro recinto menor de prado arbustivo, que se sitúa en el extremo más bajo y que está atravesado por un curso de agua.
El castaño: está situado en la parte alta de la parcela. Su tronco, oculto por las hiedras, tiene una circunferencia de alrededor de 3 metros en su parte más gruesa. A principios de julio, la copa se encuentra cubierta de amentos colgantes de color dorado de entre 10 y 20 centímetros de largo.
La hierba: ha sido cortada, pero no recogida. Los largos tallos secos están tumbados en bandas paralelas por toda la superficie del prado. Conforman una gran sábana amarilla sobre la que vibra una nube de saltamontes.
La acústica: los niveles acústicos se mantienen constantes en torno a los 12 decibelios, si bien se percibe una alta densidad de timbres a causa del fragor de los millones de insectos que habitan el aire y la hierba.
Un niño: ha levantado una piedra, y debajo ha aparecido un hervidero de bichos que ahora corren como locos para esconderse en otra parte. Son tantos y tan raros que es difícil ponerles nombre.
Las condiciones atmosféricas: a falta de una hora para el ocaso, la temperatura a la sombra es de 28 grados centígrados. El cielo está despejado y no sopla el aire. La presión atmosférica es de 1025 milibares, y se prevé estable durante los próximos días.
Imagen: Bernard Palissy, Plato rústico, siglo XVI (fuente: Wikipedia)