El deseo es contraproducente. Desear algo es el argumento menos válido para conseguirlo, y tiene una influencia inversa sobre su objeto. Irónicamente, la intensidad del deseo es proporcional a la dificultad de satisfacerlo. El amor sonríe a quienes están aburridos de él.
Así que, para tener algo, no debe desearse primero.
Pero entonces ya no tiene gracia.
9 de xuño de 2007
El deseo
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