Na beira do Lete

... alampan os recordos todos, como brasas atizadas polo vento da morte.

11 de novembro de 2006

Ídolos (II)

“Igualdad” es una palabra que a todos nos suena, porque es un viejo mito de la Ilustración. Se refiere a que, de primeras, todos los hombres tienen la misma dignidad. No conozco a nadie, por muy mendrugo que sea, que se cague en la Igualdad. Es como la palabra “Miguel Ángel”: es un tipo arraigado en la cultura popular, y nadie le echa huevos a decir “vaya mierda de artista”, a pesar de que a muchos sólo les suene el nombre. Es uno de esos ídolos sacrosantos, impuesto por élites intelectuales, cuyo prestigio se mantiene por pura inercia.

La Igualdad es un ídolo que nos reconforta. Es una luz que rellena, pule y uniformiza la escabrosa superficie de la realidad. Gracias a ella, no son tan graves las pequeñas injusticias cotidianas, ni las que sufrimos, ni las que cometemos nosotros. Por ella, no es tan grave sufrir un arrebato de soberbia, burlarnos un ratito de algún negado o preferir, sencillamente, follarnos a la más guapa.

Funciona como en los programas de cotilleo que echan por la tele. Se surten de periodistas que apelan constantemente a los venerables valores de la profesión: la Verdad, las Pruebas, los Hechos. Estas vacas sagradas presiden siempre el discurso de forma más o menos manifiesta. Pero la realidad es que tales valores sólo son coartadas para legitimar un pasatiempo bastante más antiguo que el periodismo.

Por encima del placer que nos produce la violencia, de lo extravagante que resulta pensar demasiado, de David Bisbal, de Paris Hilton, de nuestra incapacidad de renunciar a aplastar al débil [que es poder, sexo y dinero], palabras grandes como Razón, Sensibilidad, Tolerancia, Verdad, Civismo, Respeto o Igualdad persisten como ídolo de las masas, y ni el más pintado les escupe.

Porque allá, en las alturas, parece reinar un fantasma que nos hace a todos igualmente respetables y dignos de las mismas satisfacciones. Es un fantasma que todavía legitima a Miguel Ángel, a los filósofos griegos y a las legiones de artistas incomprendidos. Ahora bien, en la práctica, es obligatorio reconocer que son todos bastante pelmazos.









Imagen: A la izquierda, la reservista Sabrina Harman, del ejército de los Estados Unidos, posando sobre el cadáver de un recluso de Abu-Ghraib. A la derecha, cartel propagandístico estadounidense que presenta a Rosie "la Remachadora", figura alegórica del compromiso femenino en la Segunda Guerra Mundial.

1 comentarios:

Mario Iglesias dixo...

La dignidad:

-Doctor, no quiero seguir el tratamiento. Sólo quiero morir con dignidad.

-¿Dignidad? Se vive o se muere, pero no hay dignidad alguna en ello.

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