Na beira do Lete

... alampan os recordos todos, como brasas atizadas polo vento da morte.

31 de maio de 2008

El apareamiento: viceversa

«La lujuria, entendida fuera de todo concepto moral y como elemento esencial de dinamismo de la vida, es una fuerza. Para una estirpe fuerte, la lujuria, al igual que el orgullo, no es un pecado capital. Al igual que el orgullo, la lujuria es una virtud estimulante, un fuego del que se nutren las energías.
(…)
Un ser fuerte debe realizar todas sus posibilidades carnales y espirituales. La lujuria es un tributo a los conquistadores. Tras una batalla en la que han muerto hombres, es normal que los victoriosos, seleccionados por la guerra, se vean impelidos, en la tierra conquistada, hasta el estupro para recrear la vida. Después de las batallas, los soldados aman la voluptuosidad, en la que se relajan, para renovarse, las energías en continuo asalto.

(…)
La lujuria estimula las energías y desencadena las fuerzas. Ella empujaba implacablemente a los hombres primitivos a la victoria, por el orgullo de llevar a la mujer los trofeos de los vencidos. Ella empuja hoy a los grandes hombres de negocios que gobiernan la banca, la prensa y los tráficos internacionales a multiplicar el oro, creando núcleos, utilizando energías, exaltando a las multitudes para adornar, enriquecer y magnificar el objeto de su lujuria.
Estos hombres, sobrecargados de obligaciones pero fuertes, encuentran tiempo para la lujuria, motor principal de sus acciones y de las consiguientes reacciones que repercuten sobre una pluralidad de gentes y de mundos.
(…)

Para los héroes, para los creadores espirituales, para los dominadores de cualquier campo, la lujuria es la exaltación magnífica de su fuerza: para todo ser, es una motivación a superarse, con el simple intento de emerger, de ser notado, de ser escogido, de ser elegido.
(…)
¡Destruyamos las siniestras baratijas románticas, las margaritas deshojadas, los dúos bajo la luna, los falsos pudores hipócritas! Que los seres aproximados por una atracción física, en lugar de hablar exclusivamente de sus frágiles corazones, osen expresar sus deseos, las preferencias de sus cuerpos, pregustando las posibilidades de gozo o de ilusión de su futura unión carnal.
(…)

La lujuria es una fuerza porque afina el espíritu purificando con el fuego las turbulencias de la carne.
De una carne sana y fuerte, purificada por las caricias, el espíritu mana lúcido y claro. Sólo los débiles y los enfermos se engatusan y envilecen con ella.
La lujuria es una fuerza, porque mata a los débiles y exalta a los
fuertes, favoreciendo la selección.
La lujuria es una fuerza, por último, porque no conduce nunca a la miseria de las cosas seguras y definitivas, prodigada por la tranquilizante sentimentalidad. La lujuria es una perpetua batalla nunca del todo ganada. Tras el triunfo pasajero, en el mismo efímero triunfo, aparece la renacida insatisfacción que, en una voluntad orgiástica, empuja al ser a abrirse, a superarse.
La lujuria es para el cuerpo lo que el ideal es para el espíritu: la magnífica quimera, eternamente abrazada y nunca capturada, la que los seres jóvenes y ávidos, de ella embriagados, persiguen sin tregua.
La lujuria es una fuerza.»

Manifiesto futurista de la Lujuria. Valentine de Saint-Point.
París, 11 de enero de 1913. [texto íntegro]
Imagen: Miguel Ángel, Victoria (1532-34)

8 comentarios:

Anónimo dixo...

El sexo es egoísta. Eso opinan muchos psicólogos seguidores de Freud: el sexo es radicalmente hedonista. Yo busco mi satisfacción, no la de la persona que instrumentalizo para lograr ese placer, y que sustituyo a mi antojo. Una idea que comparte Almodóvar, y que marca una de las trazas definitorias de su filmografía.

En cierto modo, coincido con esta visión. Yo soy dueña y señora de mi cuerpo pero no debo follar con quien me de la gana, no debo fumar, no debo drogarme, no debo comer lo que me de la gana... Son los mensajes que recibo del exterior. Yo decido lo que hacer con mi cuerpo pues me pertenece. Supongo que la lujuria es una forma de liberarse. Y quien se libera es poderoso... A quien no le atrae el poder? Pero este acarrea una contrapartida: la soledad.

Mery dixo...

Está bien la idea de que la lujuria es territorio de poderosos. He de pensarlo con mas detenimiento.
Interesante texto teniendo en cuenta que fue escrito en 1913.

lukas dixo...

TExto fascista e idiota.

Pero también hay que conocer esta basura para conocer los tiempos, eran tiempos rudos, bestias, los futuristas eran un hatajo de imbéciles seducidos por la máquina.

Qué pena, que el feminismo entre aquí y se lo quede. El feminismo también es una idiotez.

the robot dixo...

El análisis de dicho concepto nunca ha sido de especial interés para mí. Particularme, disfruto más de las conversaciones banales relacionadas con la práctica en sí misma.

Agurdión dixo...

Opino lo mismo que Lukas sobre este texto: que es fascista. Los futuristas tenían un discurso que prefiguraba el fascismo, y éste no se aparta de esa línea. Pero, con todo, la tía le echa pelotas y se convierte en una primicia del movimiento feminista.

Lo que la Saint-Point dice en este manifiesto (y antes, en el Manifiesto de la mujer futurista) es sólo una consecuencia lógica: Marinetti, en el texto fundacional del movimiento, había expresado su desprecio por la mujer. La Saint-Point se rebela con el siguiente discurso: "los hombres son violencia; las mujeres queremos ser como los hombres". Es decir, en los albores del movimiento feminista, antes que buscar una personalidad propia, la mujer toma como modelo al hombre (supuestamente fuerte, violento, dinámico, activo). En consecuencia, viene a decir: las mujeres también queremos practicar el aplastamiento del débil, es decir, también queremos ser hombres.

Puse el texto como contrapeso del anterior. El contraste me parece elocuente. La una es una postura ascética; ésta, en cambio, vitalista. Ambas posturas, llevadas al extremo, me parecen claramente destructivas.

lukas dixo...

Prefiero el ascetismo, Agurdión, y creo que tú también.

Andrés Rivas Santos dixo...

El sexo es egoísta, sí. Tanto como la madre Teresa de Calcuta. Todas las personas de este mundo buscan su placer, aunque éste se puede encontrar, según el individuo, en un orgasmo (y sus prolegómenos), en la satisfacción del deber cumplido, en una conciencia impoluta o en el deleite en la propia melancolía, por poner algunos ejemplos.

Me solidarizo en parte con la visión de Patricia, aunque no con la propuesta del texto. No me interesa la lujuria como juego de poderes, sino como liberación. Es la forma más benigna de eludir la presión del superego y precisamente por ello debe mantenerse lo más alejada posible de ideologías discriminatorias.

Daniela dixo...

Claramete las ideas abarcadoras de los futuristas tanto en el arte como en la vida cotidiana del hombre al que aspiraan, están muy lejos de la realidad, sobre todo en el momento que se confunden con el fascismo y sus ideas. Sin embargo no se puede negar la importancia de esta vanguardia en su fasceta artistica. El quiebre que generan en torno al arte anterior les permite renovar y explorar nuevos límites.

:)

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