El sexo, el echar un polvo, es sólo un suceso. Un suceso como los del periódico: “cae un rayo en un establo y mata a 25 vacas”. Es decir, un hecho circunstancial, fortuito y ajeno a nosotros. Es la playa que alcanzamos tras la tempestad, abrazados a un madero, a merced de las corrientes marinas y de la hidrodinámica del pecio.
Llegar (o no llegar) a los labios de cualquiera en plena noche es como un accidente de tráfico; es alcanzar, con la pasividad de una ramita, la desembocadura del río. Es encontrarse en la acera un billete de veinte, o recibir el impacto de una teja en un día de viento. Es decir, no es para nosotros, sino para cualquiera con la corriente y el madero adecuados.
En el sexo, muchos hablan de un tercero. Muchos hablan de una especie de objeto delicado, como una lamparita que les flota en el cogote, y que así como se enciende, así se apaga o se rompe un buen día. “No funciona”, dicen, o “se ha ido”, o “lo has estropeado”. Caemos entonces atemorizados ante los pedacitos de cristal vacíos de luz. Y nos decidimos a creer que aún podremos sobrevivir mientras quedemos dos, ella y yo. Pero olvidamos que el sexo nunca fuimos nosotros, sino el alcohol, las lunas y el olor de las estaciones.
Imagen: Caspar David Friedrich, Bahía y naufragio a la luz de la luna (1825-30)
17 de maio de 2008
El apareamiento
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7 comentarios:
Hay mucho de poético en tu escrito, un mucho de romántico y otro mucho de escéptico.
Por eso veo que llevas razón en cualquiera de las partes que encuentro al leerte.
Pero.....déjame pensarlo un poco mas.
Y Kant que opina al respecto?
Ufff esta vez me has dejado K.O.
Por cierto, muy bueno el cuadro, no lo conocía.
No me putees, Patri, ni que hablase yo tanto de ese señor. Pero, ya que lo sacas... lo más probable es que Kant nos recomiende no gastar demasiados fluídos, porque la satisfacción adormece las ganas de pensar, mientras que el hambre, como se suele decir, aguza el ingenio. No es coña, si alguien tiene interés, doy bibliografía.
Pero en fin, que las recetas filosóficas no suelen funcionarle más que al que las inventa. Lógicamente, lo mismo vale para este post. Saludos a todos.
La verdad, tenemos conceptos abismalmente distintos del sexo. Pero como bien dices, cada uno tiene su propia receta, que es intransferible.
El cuadro magnífico, sí.
Desde un principio, he pensado completar este post con otro que diga justo lo contrario. Con éste, no pude evitar pensar en tu blog, Madame, porque caí en la cuenta de que estaba en la otra punta de lo que en él se dice. Por eso se me ocurre que voy a oponer, a modo de contraste, un texto histórico que tal vez no desentonase entre uno de tus posts. A ver qué opinas.
No te vacilo. Simplemente creo que últimamente has estado buscando bibliografía que legitime tu actitud ante determinados aspectos de la vida. Ya conoces mi postura: lo entiendo pero no lo comparto, y por tanto lo juzgo.
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