Intentaré hacer una cosa a la que no estoy acostumbrado: improvisar. Normalmente, cada vez que publico una entrada nueva, la maduro durante un par de días. Necesito saber como acaba una historia antes de empezar a escribirla; me cuesta dar palos de ciego. Cuando escribo las primeras líneas, estoy recitando el final. No suelo escribir sin una idea previa, una idea que a lo mejor tarda medio mes en aparecer. Y, si lo hago, no me gustan los resultados.
El problema es que, para escribir un blog, como en muchas otras publicaciones, conviene hacer hábito. Escribir a menudo, para darle sentido e interés. Y, en consecuencia, rutinizar un poco la improvisación. Para esto, no queda más remedio que forzarse un poquito, en espera de unos resultados que sólo pueden venir a largo plazo.
Porque se sale de mis intenciones fabricar un blog de una sola pieza, como si fuese una novela ya escrita que simplemente se va transcribiendo en pequeñas dosis. No quiero caminar firme hacia un final que no podrá ser más que uno, imperturbable ante las variaciones de mi día a día. Al contrario, quiero ver cómo el blog reacciona a cada latido, como un ser vivo, y crece lentamente moldeado por lo que le rodea.
Creo que, para que el blog viva, vale más tener un poquito de perseverancia, que esforzarse al máximo para escribir una sola entrada al mes. Veremos si la tengo.
27 de setembro de 2006
Perseverancia
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