Un bosque no es un parque. A un bosque no se va a hacer relaciones sociales, ni espera uno encontrarse allí con nadie, salvo quizá con alguna ardilla que cruce por delante a toda velocidad. Es un hecho que cualquier persona que podamos encontrar en un bosque va a mirarnos con recelo, va a disgustarse de que estemos allí, al igual que cualquier animal que habite la espesura.
Los osos saben muy bien que un bosque es para la soledad y la intimidad. A veces, para la intimidad de dos. Los grupos de gente en un bosque traen siempre consecuencias nefastas. En el mejor de los casos, son un grupo de excursionistas ruidosos; otras veces, son cuadrillas de operarios, que llegan con sus máquinas para sustituir el bosque por otra cosa.
Por eso, hay que echar del bosque a los niños que tanto alborotan, y luego amurallarlo para que llegue el invierno, la estación en que están más hermosas las ramas y son más profundos los ecos, y colgar fuera un cartel que diga: "se procederá contra los intrusos".
Imagen: San Lourenzo de Trasouto (Santiago de Compostela), vista de la cerca del bosque.
23 de abril de 2010
El bosque
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2 comentarios:
Podes cerrar o que queiras, pero coidado non collas nin un metro do veciño que por aquí andan armados.(conflictos de lindes).
Hoxe, eu tamén tiven o meu anaquiño de bosque, aínda que este era un pouco parque e si, estaba demasiado cheo de xente para o mue gusto...
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