Normalmente es fácil atar a alguien que te interesa a través de un número de teléfono, una dirección electrónica, o una cuenta de Facebook. Cuando alguien está interesado por otra persona, normalmente busca agenciarse lo antes posible alguna de estas puertas de enlace y, a partir de ahí, trabaja en forjar un interés personal recíproco.
Parece que, desde que tenemos abierta una de estas puertas de enlace, todo es más fácil. Ya no hay que luchar contra el espacio y el tiempo buscando la ocasión para conquistar el corazón de quien nos gusta. Ya no hay que esperar en la fuente, o buscar entre la gente de la fiesta. Visto este escenario, el manido cliché del amante que espera toda su vida ha perdido el sentido. Si alguien no viene, basta con llamarlo para librarse de toda incertidumbre.
A través del sistema de puertas de enlace, la comunicación se ve condicionada por un canal anodino, cuyo caudal de información es tan elevado que merma la significatividad de cada intercambio. Creo que muchas veces queda aplacado el interés por la otra persona en el momento en que la comunicación queda asegurada a través de una dirección electrónica, y nada apremia a aprovechar una milagrosa coincidencia física.
Por eso me parece divertido conocer a una persona que me gusta, y a la que quizá le guste, pero con la cual no se han dado las circunstancias adecuadas para efectuar un intercambio de puertas de enlace. Cuando esta situación se prolonga en días diferentes e inesperados, la cosa cobra importancia, y cada ocasión adquiere una apariencia extraordinaria. Entonces voy a buscar a esta persona a la fuente, por si acaso apareciera; o la busco entre la multitud, con la plena convicción de que si me viera, aunque nunca me hubiese dicho nada al respecto, estallaría loca de alegría.
Imagen: Andrea Alciato, Emblemas. La Ocasión, ilustración del emblema CXXI, Leiden (1591).
9 de xuño de 2009
El enlace roto
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2 comentarios:
Gústame moito esta reflexión, mais hoxe estou cansa e moi embotada como para deixar nada máis que a constancia do meu aprezo polo que contas e como o contas.
Apertas, Juan
Ben que se agradece. Bicos, Mónica.
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