Noviembre es un mes extraño. Es uno de esos tiempos de transición donde no se hace nada, porque es demasiado pronto para unas cosas, pero demasiado tarde para otras. Como abril, como los domingos, como las tres de la tarde, noviembre es un túnel, y la vida está en sus extremos.
Noviembre es un tiempo de espera en que nunca nada sucede, pero se espera todo. Es una tierra yerma, un erial desde donde se divisan lejanos valles verdes. Es un rayo de sol, un soplo de viento, un instante plácido que se esfuma sin dejar recuerdos.
Es tan sutil noviembre, tan etéreo, que tengo que apuntármelo para no olvidarlo.
1 de novembro de 2007
Luz de cruce
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