Na beira do Lete

... alampan os recordos todos, como brasas atizadas polo vento da morte.

9 de marzo de 2008

El cielo

Nos importa lo que piensen de nosotros, porque deseamos ser alguien en el mundo, perder el anonimato. Y pensamos que la mejor manera es ser brillantes en todo, nada más que virtudes. Gente encantadora y sociable, siempre positiva, elogiada por todos. Abnegada, de buen corazón, de apasionado carácter. Competente, confiable, inteligente, puro talento. Dotada de la hermosura justa para parecer original, de una salud flamante y de un vigor animal. Queremos ser unos conquistadores y pasearlo con elegante indiferencia; excitarnos con sólo imaginar lo que pensarán de nosotros. Pero, tanta genialidad, ¿a quién prestigia, a quién saca del anonimato? ¿De verdad le importa a alguien lo divertidos que seamos concretamente nosotros?

No nos deja en peor lugar ser los más miserables. Caminar como sombras por la calle, y que digan a nuestro paso: “mira, ahí va el filósofo”. Arrastrar un pensamiento obsesivo a todas partes, que no nos deja respirar, ni regalar sonrisas. Estar enfermos, sentir un profundo dolor en el vientre, en el pecho, en la frente, escupir sangre. Si lo único que queremos es causar sensación, ocupar con nuestro estilo la mente de los demás, también en el fango podemos ser generosos. Pues a nuestro alrededor, la gente se sentirá compasiva y dichosa al tiempo, llena de vida, floreciente en el orden natural. Pero seguirá sin conocernos.

¿A quién le sirve mi felicidad, mi mirada apasionada a la vida, a los árboles en fila de la alameda, a los rayos de sol que se derraman sobre el camino? ¿Acaso el anciano pobre y solitario, descamisado y tembloroso en su banco, puede siquiera imaginar el calor de mi fortuna? ¿Qué significan para mí las parejas alegres que se abrazan en la hierba, las mujeres triunfantes de las marquesinas del bus, sino sombras anónimas, personajes de una función que cualquiera podría encarnar? ¿Qué ventana habitan en el gigantesco edificio de enfrente, cuando la única ventana que conozco es la mía?

Desde fuera, escudriñamos con melancolía el rostro del éxito, sus ojos herméticos; recorremos sus mejillas con los labios, con la yema de los dedos, pero nos sentimos infinitamente lejos. La gloria es un tesoro, naturalmente. Pero no comunica nada de quien la tiene, porque no le pertenece, no es más suya que una gripe. Es un misterio que nadie puede dar o robar, que únicamente sirve a quien le toca y que sólo puede disfrutarse en soledad.

6 comentarios:

Mery dixo...

La gloria, bonita palabra si pudiera darle un contenido ajustado. ¿Y el prestigio? ¿No es también estupendo gozar de prestigio? Supone un reconocimiento menos efímero, quizá mas logrado a pulso. He de pensar en esto.
Un abrazo. Mery

lukas dixo...

La felicidad, eso tan pasajero y tan fuera del alcance de la mayoría, y sin embargo tan de seado, la tristeza, el dolor, el dolor cada mañana al despertar, como creo que ha dicho alguien por la radio, la gloria, el éxito, eso tan codiciado, y sin embargo, al final lo que queda es una falta de sentido, y si no hay sentido, todo es vivir en balde.

Agurdión dixo...

En realidad al hablar de la gloria, del éxito, intentaba hablar también del prestigio. Pero creo que he desbarrado un poco en este post, y no me he expresado bien. En parte, hablaba de que el éxito no nos dice la verdad de quien lo tiene, que es sólo un accidente atmosférico de la vida. Que todo empeño por construirnos una personalidad ante el mundo toma cuerpo siempre de la manera más insospechada, porque está en manos del azar. Que, cualquiera que sea el resultado, no nos pertenece. Y se constituye en un grueso envoltorio que impide que los demás nos vean.

Madame X dixo...

He entendido lo que quieres decir, pero no he entendido la preocupación.

Al final, creo que lo que más nos llega es el reconocimiento de la gente cercana, la que de verdad nos importa. Eso es lo único que podemos vivir de primera mano y ahí no hay engaño, con ellos difícilmente se puede fingir lo que somos... los hechos acaban poniéndonos en nuestro lugar para bien o para mal.

X

lukas dixo...

Madame X, tienes toda la razón.

LO demás es secundario.

Agurdión dixo...

Sí, estoy de acuerdo. He mezclado un poco cosas que no tienen mucho que ver. Nuestros afectos por la gente cercana difícilmente pueden compararse a la simple histeria por los personajes populares. Generalmente, la poca gente que nos "conoce bien" es suficiente. Pero bueno, sigo pensando que incluso con los seres cercanos seguimos siendo principalmente epidermis. De todas formas no es un debate importante, sólo una pintoresca ocurrencia.

Un saludo a todos.

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