Lo que me gustaba de aquel lugar era que estaba aislado, marginado de la Red de Carreteras del Estado, escondido bajo una enorme campana de cristal impenetrada por el Sistema de Coordenadas Universal Transversal de Mercator. Allí el tiempo fluctuaba cíclicamente, pero no avanzaba. Oscilaba como el mercurio de un termómetro, y se medía en colores, en fragancias, en ecos.
Era un jardín cerrado, un microcosmos amurallado de espejos en cada confín y custodiado por recios robles de mirada terrible. Frente a ellos, la cartesiana malla del océano exterior lamía con ímpetu la ribera y luego se retiraba temerosa, dejando un espumoso surco de saliva. Con tan sutiles defensas, el lugar estaba a resguardo de los ominosos acontecimientos planetarios, de las desgracias multitudinarias, de las "amenazas globales", reales o inventadas, pues cualquier "fin del mundo" sólo podía referirse al de otro mundo.
En aquella comarca remota había a su vez infinidad de escondites, y dentro de ellos había otros tantos, como en una muñeca rusa. En lo más pequeño de la escala, la sensación de apartamiento resultaba embriagadora. En un claro soleado del bosque donde crecía verde la hierba, sobre la cual se erguía una peña desnuda, a cuyos pies burbujeaba una fuente y se retorcían dos tritones amarillos, los recuerdos del macrobotellón, de las gloriosas cumbres de Manhattan, del Gran Colisionador de Hadrones, parecían producto de la imaginación.
En algún misterioso lugar del camino por el que se llegaba a la comarca, se aflojaban y desprendían los anclajes con el presente de la vida y de la Historia, con los dolores del aquí y ahora. Las imágenes emblemáticas de nuestro tiempo se iban marchitas flotando en el viento, se esparcían arrugadas por el bosque, se despachurraban bajo el cuerpo de un zorro dormido.
Imagen: Franz Marc, Zorro azul y negro (1911)
14 de setembro de 2008
El escondite
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6 comentarios:
Xa pensei que abandonaras isto, rapaz... Alédome de que o costume de entrar a ver se hai algo novo por aquí tivera esta vez recompensa. Gústame lerte, aínda que non sempre che entenda de todo.
Unha aperta, Juanín
E a min que vos pasedes por aquí, ainda que sexa de pascuas en ramos. A serie esta de "el polvo de la orilla" trata sobre un lugar da memoria. Se les o resto dos posts da serie igual te podes facer unha idea máis clara sobre o lugar do que falo. Eu mesmo vou pouco a pouco concretando unha idea que, nun principio, é moi vaga. Unha aperta.
¿Por qué no escribís en castellano? No es la primera vez que pasa, y la verdad, me fastidia. Sí, vale, hay otras lenguas cooficiales en España, pero usarlas en la Red es un poco provinciano... De todas formas, te sigo leyendo, y me gusta mucho lo que escribes, aunque son cosas tan personales que tampoco las entiendo siempre. Un saludo!
Yo personalmente (no sé el autor del blog) escribo en gallego porque me da la gana, porque me sale, porque puedo hacerlo, porque me gusta, porque en ocasiones me ayuda a expresarme mejor, porque a veces me lo pide el cuerpo, porque en esa lengua dulce que a mí me encanta se esconde una cierta intimidad, porque es la lengua que he escogido para comunicarme con ciertos amigos, porque tengo derecho a ello, porque... porque no tengo por qué explicar por qué lo hago, Lukas. Y porque no entiendo que eso se catalogue de provinciano. Ya puestos, escribamos todos en inglés, que así nadie se sentirá discriminado (guiño, guiño, entonación irónica -que no sarcástica, no te lo tomes a mal-). Conste que éste no es un comentario indignado, ni mucho menos, si no de algún modo explicativo. ¿Te parecería provinciano que un amigo alemán de Agurdión se expresara en su idioma materno si fuese el caso de que el anfitrión lo entendiese? Espero que no, así que no te extrañes de que yo me dirija a él en el idioma que prefiera, siempre y cuando crea que él me va a entender.
Mis disculpas, Juan, si este comentario no viene a cuento, pero es que las cuestiones lingüísticas en Internet me pueden un poco.
Unha aperta.
Cada uno que se exprese en la lengua que quiera y con las palabras que desee. Y que no descalifique a nadie por escoger otras formas de expresarse.
Me gustaría hacer una petición, aunque quizá no me corresponda a mí hacerlo. Espero que estéis de acuerdo: ceñirnos a comentar las ideas de los artículos que vaya dejando Agurdión y nuestras pequeñas aportaciones. Ese debería ser el espíritu del blog, por encima de las formas de expresión que se elijan (pero sin recurrir jamás al insulto o descalificación, por supuesto).
Me alegra tu vuelta Agurdión, un placer leer tus posts. Moni, me gusta ver que sigues a Agurdión. Lukas, veo que eres habitual de este blog, siempre dejas comentarios y muchos de ellos con referencias literarias muy significativas.
Un saludo a todos!
Lukas, yo he tomado la decisión de escribir este blog en español, pero no es una decisión dogmática, y no compromete a mis comentarios. Así que no voy a censurar que cada uno se exprese en la lengua que desee. Otra cosa es que, en un contexto de cordialidad y de sentido común, haya una voluntad de ajustar el código para que podamos entendernos. Creo que esta voluntad está sobradamente demostrada. Así que no tengo intención de polemizar con el asunto de la lengua. Te ruego que seas comprensivo. Un saludo.
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